BELLA
DE NOCHE
Era
tan bella que el perfume que se ponía no lo llevaba
sino
que iba tras ella como si no la mereciera
y
no es que el viento fuese haciendo trampas
para
quitarle su pureza hecha de un no sé qué, no
iba abriéndole calle de honor con sus sirenas
de
peces voladores en el pecho
que
se arremolinaban confusos
por
los delfines de su luz profunda que quería tragárselo todo
a qué olía el espacio que dejaba tras de sí ¿a
tiempo?
¿a
huída? de qué de principiantes sortilegios
no
importaba que fuese mordiendo una carcasa
de
luz eléctrica de litio y pareciera dudar de hablar
con
los veloces ángeles de su prestigio
¿cómo
explicar? varada en un arrume de acero
que
por una rendija de sonrisa explica
que
no quiere saber nada de sexo por el momento
acaso
era que estaba haciendo de profetisa
del
tiempo de los futuros amantes que irían
a amarse
según
el protocolo de a-sentimiento fuerza zero.
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