domingo, 15 de enero de 2012

FILTRO DE AMOR

La Rosa íntima de sus horas niñas
se fue hermanando con sus ternezas más maduras
y marcando el teléfono de lejanas ansias
destiló la pócima más bruja;
ahora beben por igual
un demonio del medio día
y una rebeldía adolescente y ruda
de una rabiosa copa bruñida en tormentas
venidas de los más recónditos afueras.

Había una explicación,
aunque ustedes gustan de la escena hechicera
bien pueden quedarse con ella
que darle pienso a una lógica
que solicita al Dios de las desmesuras:
¿por qué se quiere aquella boca loca
que quiso comerse la luna?
es darle las perlas a los cerdos
sin fijarse en la bendición del colibrí
que no tiene el pico largo porque chupa
ni las alas cortas porque insulta a Eolo
de sus luchas con las musas.

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