jueves, 28 de septiembre de 2017

POETA NAIF HABLANDO CON LA PIZARNIK



I

Tanto desperdicio de ser. Por no querer ser siéndose en el otro.

Dejar que esa muerte del ser que vive en nosotros reviva allí

Dónde todo se vuelve azaroso. La pobre semilla del amor

tirada al voleo por el sembrador intuición y el pobre corazón

entibiando el hoyo. Los güisquis que permiten regalar la soledad

no son metáfora acertada del hogar. Si fuesen sólo la llama y la leña

para parir la plenitud pero la llama necesita el aire, esa frontera

del afuera donde muere y se aviva, esa guarida del miedo

el otro, lo Otro en el silencio y el hastío, el fogueo de fronteras

Tú, noche profunda; yo, istmo determinado insaciable

hasta que el salto en la sombra alumbra el nuevo fulgor,

un brote, el diente asomando en la encía

y de nuevo solos en la risa.

II

De horas muertas

el amor pone cascaritas al poeta

para que resbale en ellas y dé la hora actual

la que hace fila ante la sorpresa

para que gestione novedades del pasar

acaso que la suerte con su rueda, caiga en el número

de la mano que la secuestra de la soledad

y a cultivar la lleva, momentos en que el hastío

aún no nace ni se proyecta;

momentos en que la plenitud se cree eterna

y el éxtasis no sabe qué hacer con su no acabar...

Pero no, las almas hoy sin fe ruegan y el amor es más fuerte

ya nadie cree en él;

entonces se va solo y feliz con su chupeta

que le sabe sólo a pura belleça

que en las selvas del vudú después de las fiestas

se va a bailar...

y el poeta...el poeta que se chupe el dedo 



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