presiente
el ser cuando lo acecha la muerte
o
el espanto o la envidia y, en cambio,
cuando
aparece el amor en el jardín, apenas
intuye
el ente, una sonrisa, un esguince
y
ya huye, en-ti-huye
por
una ruta desconocida
puesto
que al ser no le importa la muerte
pero
busca el amor, dónde de-morarse
ay,
pero cuando triunfa, sólo puede agarrar
y
a las bravas un retrato
acaso
de un tiempo largo
almas
gemelas que luchan
por
sembrar en ese lago las carpas
que
le han de dar sustento a eso
que
dé contrario a luz
y
de silencio a escucha da
todo
y nada repartidos
quebrada
industria
por
eso el beso muerde
y
la lengua usa sol y sombra
y
la nube de la envidia se despereza
acabemos
con esto que persiste
tan
humilde que me cobija…
Descanso
de sal? ni el óxido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario