jueves, 1 de septiembre de 2016

SIN TÍTULO

SIN TÍTULO

Una niebla cautiva de un fenómeno niño
se escapo un día
a cumplir con su sino
descifrar el alma de arboles misteriosos
recrear la arquitectura de antiguos castillos
conversar de lo santo y lo insólito con duendes
ordenar la lista de oficios del día de hadas madrinas
se sentó luego en la puerta de tu casa a fantasear:
¿cual será tu gesto primero cuando divisas
de pronto el valle de los miedos de cada día
de  los sufrimientos de las risas
de los cansancios por el salario del jadeo;
a cuál de los diablos erigidos en dioses le descorres el velo
y le apagas la lámpara votiva que encendiste en la noche
y ahora le indicas que debe alumbrar ciego tu camino:
de que sedas o encajes, de que tules te destocas los aperos
o acaso, como yo, prefieres de la grupa de Morfeo prefieres
cabalgar en pelo;
a cual favorecido dejas reina, viuda negra, vendedora,
mercaderista de superfluos
aun en el trono de tu lecho nutriendo su sangre de tu leche
destilado veneno del último pretendiente pene-de-Lope
 Penélope
Acaso néctar de Don de Ángel que el hado combate
Medica, anestesióloga, masajista, mandadera
con escarapela escondida para oficios varios
debajo de es-criterios...
Un viento nuevo del capricho se llevo, furioso, a la niebla
cayo la niebla de todas las oposiciones
a una interpretación de la realidad que iluminaba tinieblas...

En tanto la bruja secretaria del diablo del control total
en trance de elegía canta:
Un cañamazo tenia para trabajar
el oprobio general pero se me deshizo
y como ya moderna no era sino contemporánea
su bola de cristal en caucho y fibra óptica
dibuja en un aire de imán sus victimas
y un corazón ingenuo y una sensibilidad fiel,
un enjambre de sonámbulos
que no ha vuelto a encontrar la fe en lo bueno
de la nube que protege y delata con signos y pálpitos
y, en cambio, continúan la brega hundiendo el remo
en ese Estigia que indica que vadear ahora el camino de los infiernos
es sacar la moneda de debajo de la lengua de los muertos;
sin embargo, ni de Caronte ni de Hefestos ven las caras
que se burlan en sus narices
y del Zika y otros males aun más pequeños mosquitos
envían mensajeros
y les cobran sus ahorros y los montan en la rueda loca
de la fortuna que reparte números pero además
ni pena ni gloria.
  



***

QUIEN

Quien iba a creer que fuera cierto que debemos
entregar las llaves cuando ya estamos borrachos;
reconocer que estamos locos
cuando no resultan nuestros cálculos?

¿Quién iba a creer en la verdad
de que no somos tontos
cuando estamos enamorados?

Sólo están presos los ojos
de una ventana;
sólo cautivo el sentido
de una armonía
y la melodía
dándose su propio pentagrama;
masturbándose a su antojo
sin que el papel tenga que acudir
a notaría
donde los santos avalen
valor y plusvalía.

¿Quién iba a creer que los abrojos
viajaran en primera clase
cuando llevan el pasaporte de la malicia;
quién los manda a esconder el polvo
en el equipaje de mano de la estulticia,
cuando mostrarse -y darse-
como una flor de la manigua
al pie seguro de que lo pequeño
perdió el sendero de la actualitas?





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