jueves, 26 de mayo de 2016

MACHISMO DE MUJERES


MACHISMO DE MUJERES

Ellas también juegan al machismo -invertido pero machismo al fin-. Se dicen para sí mismas: Ah, la cosa es de machos, entonces vamos a jugar a la machera. Entonces ponen a funcionar todos sus dispositivos; tejen la red. Estudian todos los manuales de seducción -hechos por hombres, lógicamente-; basados en la observación y la experiencia: Cuando una mujer se mesa el cabello delante de un hombre significa que le atrae - el manual dice que le gusta pero no es cierto, es ella quien está midiendo el grado de gusto de quien está a la vista-; digamos que el hombre sabe también del juego y se percata, entonces empieza a desarrollar una serie de tics -ellas lo llaman tips-; no va, como el niño, a buscarle el lado, así sea de pelea, sino que empiezan a hacerse los célebres, a decir, te cogí mostrando el cobre mediante algunas señales inequívocas: silban sin ton ni son, fingen no darse cuenta de nada, entablan conversación interesante -ojala con un anciano o un niño-, pero inmediatamente pierden el hilo y se muestra desconcertados y se meten a la madriguera a hacer crochet -ella entre tanto se da una vuelta, tendiendo el hilo, entre la parte más cercana y vulnerable de la presa, digamos sus ojos que no se pueden detener ante alguna falla de decoro de las partes íntimas, y el centro de la red-: Si supiera que me ha inspirado un hermoso poema (y no se lo escribo hasta que lo merezca), pero mientras el hombre hace su crochet, no imagina que en tanto ellas segregan su fluido de hilo de seda, están sintiendo un enorme deseo de que ese fluir se detenga debido a una avalancha caliente; es perdida de energía tender la red; cuando cae una presa igual se la comen, pero no es la que habían escogido del menú.
Mas, supongamos que, por un momento, mientras él la observa en el reflejo de la pantalla del computador cuyo gemelo esta íntimamente ligado por su indiferencia e incongruencia de, nada de música, nada de páginas sociales, nada de chats, pura ciencia monda y lironda: Química no nuclear. Entonces el poema se apodera de su ser, lo escribe, lo publica en su blog, se lo envía a la página de Facebook; entonces ha caído en la red, pero el cuerpo incólume que espera que otra ilusión venga a salvarlo es el cadáver intocado que flota entre los trofeos ufanos de la red. Para saciar el antojo se va con el galán de la oficina o se atreve con uno que se lanzó a la red sin saber nadar, generalmente perdonan el desliz, no sea que ese chapucear destruya totalmente las bases defensivas contra plagas como el amor.

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