DECLARACION DE TERMINOS
Si cuando
estaba bueno, y sano, y conforme con mi pequeñez y el sufrimiento de afecto que de ello deriva, pues echaste en
el cesto del desprecio y de la risa (ecológico cesto sociológico, pues, los
cestos donde echar protagonismos, vanidades sin por qué, voluntades de poderío como
simulacros de seres inválidos) mi
sentimiento de valor puesto que lo cifraba en el ser y no en el tener y todos
mis esfuerzos por validar todo lo bueno, admirable, digno de resarcimiento te
los robaste de la manera más vulgar, te
equivocas, de cabo a rabo, infame mundo si calculas o esperas que toda mi
capacidad de ser, de soportar, de levantarse, ahora que estoy disminuido y con la
fecha de vencimiento cada vez más inútil de negociar por un poco de amistad, o de respeto, o de
generosidad, la voy a invertir en seguir
regalando mis valores, mis talentos, mis desasimientos, como una espera de la
limosna de un sentimiento de solidaridad, de compañía o de honestidad. Ahora si, mundo perro, puedes burlarte a tus
anchas y puedes ignorarme y puedes hacer notar tu basurero de posesiones; ahora
si, con conocimiento de causa, te podes robar lo tu mana depredadora te
permita, pues si un hueso de viejo, que todavía conserva, el secreto de la salamandra -aunque sea solo como un tímido balbuceo de los principios perdidos y en vía de extinción- a diferencia
de muchos, jóvenes, arrogantes, airosos en cuya fuerza está creciendo el germen del poder de lo algorítmico sin formula ni protocolo, el poder de la proliferación de lo extravagante, de lo in-humano, de lo maquinal desbocado,
de la creencia llevada por los espejismos, de la capacidad crítica domeñada por un
abandono sin reflexión compensada
por una dicha que se devora cada instante dejando al ser y su certeza exhausto,
para hacer sentir que ese ente no es el mismo sino otro que no sabe de si, ni
de la voluntad de rumbo. Ahora
puedes tirar el último sentimiento de
humanidad a la ribera de un devenir que cuando menos lo pienses estará despojada de toda identidad. Ahora puedes cubrir con la mueca de
la risa sin carne en el rostro la idea de que la humildad no es un acto de política para con el prójimo, sino un
auto de fe en si mismo, pues, cuando el sentimiento de poder se cifra en la
actitud de engaño y señuelo con la que tejes una red con la que te proteges del mundo y
de los ataques de la fuerza, es porque tu capacidad de en-tendimiento solo ha
actuado por reacción y no por reflexión. Ahora bien, cuando un pensamiento tal de soledad inmensa y de
total separación del todo viviente es posible, tiene que
deberse a que las propias ramas hermanas del tronco a la que esa rama
pertenece, se han corrompido de tal modo, que el tirano ya no es el afuera
ominoso y amenazante, sino el si mismo perdido y sin sensibilidad alguna y eso
ya es el colmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario