viernes, 6 de noviembre de 2015

ANALES DE LA FAMA


Ay, es que no sabes lo que doy
por el sacro-santoano-de-mi-neo-nato,
anonimato,
tengo cada instante para desnudarlo
en cambio,
aquel que tiene que vender caro el cuero
por mantener el antifaz de la fama
porque el Ser y el sentimiento no tienen cara
ni hablan como deben
ante el juez diario
que se solaza en fallar en contrario
y esos que alzan la mano y el grito
exigiendo sus quince minutos
no saben cómo me valgo
cuando abro el compás en ángulo obtuso
y lo disfruto en modo agudo
ni cuando la ironía
de que se volvió huero el huevo en el nido
que estábamos empollando
nos pone a mirarnos aburridos
o la clueca desidia llama a todos sus pollos
visibles e invisibles
y no tiene que consultar los anales
de ningún diario de lo debido
o lo bien visto,
ni cuando entrelazo la mano -para siempre-
de un atardecer furtivo
y recibir el zarpazo de la cruda
lúcida mañana,
con sol o con lluvia
con ganas o sin trabajo,
ni si me voy al "patio"
a comerme a besos caros la mañana infante
o si me esnifo con donosura de buscador de trufas
el olor a pescado del recuerdo reciente
que mi perro fiel y adiestrado
para dejarse llevar a cualquier sitio
encuentra sin respingos
y me paga con ternuras de lengua en cualquier lado
que se lo pida
sin protestar porque cuando duermo
tiene que irse a morder su hueso sucedáneo

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