jueves, 1 de octubre de 2015

¿HARÍAS EL FAVOR DE DECIRME?



Aquí entre nos,
¿harías el favor de decirme
qué te pasa con mi corazón
que se queda ensartado en una espina
cuando pasa por la esquina
de tu casa de las clases
donde ya la geografía es un paisaje inútil
al menos para la historia de las selfies
de noches borrachas y locas
y los idiomas espasmódicos que parece
la regla los hiciese cada día sangrar
su corrección y la lección de látigo
en mi brazo tu pelo negro
amarrándolo a tu cintura
muchacha de colegiatura
¡Ahh!, ¿podrías hacerme el favor
de decirme que te pasa con mi realidad
que ahora filosofa con un Popper de anillo relajado
como un papa moderno que de mano en mano
le hace relajarse -¿de envidia, de dicha?
al mundo que ya no es crédulo pero le gusta
el dedo ensartado en buenas obras
pues, la tumba...
¡Ay, niña!
acaso eres capaz de sembrar tal locura
que trastocas el deseo sincero y tierno
como de niño desbarrancado en lisura
para que riegues la tierra estéril
de la maldición con rocío que rezuma
de su flor un secreto popular más no completo
y una espuma volando por el aire
de la imaginación, que en pijama
yo te lleve a la hora gélida del diablo
hasta el paradero del bus
para que tu papá te deje en la puerta del establo
del jardín de los centauros...
el clavo y la clave no coinciden
hay un envío de sensación que no es el de tu imagen

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