miércoles, 21 de agosto de 2013

A MI PADRE



A MI PADRE
Pequeño Falstaff nacido para probar que tu existencia es real y perfecta
y que este pobre poeta dé testimonio siendo tu hijo y estrella;
engañaste a tu madre ya antes de nacer  y a la mía
le diste tus ganas sinceras de que fuera la flor de tu único cielo
pero ella también, sólo niño  deseo de hacer ver  que gustas vos
en todos los Gustavos y en todos los Lears y en todos los Eduardos
y en todos los Estuardos y en todos los Edmundos que aún ralean
en este mundo dichoso en lo rancio pero sólo de aromas.

Aún con los ojos bisoños de anciano miras con la gracia y malicia
de los niños y timas la razón con la fuerza del acto
ah, diablo que calló a Hamlet  hablando hasta por los codos
con los triunfos silenciosos de tus fracasos –no tuviste padre-
y tampoco quisiste moralizar sobre el devenir natural de los amores
y los ascos, a todos diste razón y los sigues desconcertando
pues intuyen pero no atinan que la gallina es la madre de todos los                                                                                                      
                                                                                                              [in-tactos
porque ríe  y nadie malicia que está llorando el paso de nada
pero le ha golpeado y el león del honor –tu Leonor-
en tí no hizo honor a las narices chatas
más madrugó diligente a honrar el gusto y la dignidad
de ser hijo único de la inteligencia que en un poeta único
nadie ha podido re-encarnar, ni siquiera el ilustre suplantador
de Oxford y alguno de Viena que se fornicó todos los miedos
y los publicó como ciencia, con Gloria y New York de estafetas.

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