Llegó una época en
que las comunicaciones estaban tan avanzadas
que era común ver
el cuadro de las grandes ciudades:
sin el smog de la
locura plástica, los perros posaban
junto a las cabinas
telefónicas -esos monumentos- con la pata alzada
-al modo de los
amaestrados antiguos y modernos-
y una oreja parada
ofreciendo auriculares servicios con todos los infiernos
los perros estaban
convencidos
de que los hombres
habían llegado a tal grado de conciencia
que podían
entenderlos
ellos, que saben lo
que es el silencio desde tiempos inmemoriales...
(cabe anotar que
ésta es apenas una previsión de un médium
que habla de una
época próxima
en que los perros se
han hecho con el monopolio de la palabra)
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