Tenías
que venir a amargarme, muchachita
el
día de todos los días de la poesía
montada
en el caballito de acero de tu juventud
dejándole
a la indiferencia el ojo de la brújula
casualidad,
dirás, y a ella le entregas tu gusto triste
en
un mundo donde la casualidad tiene botones de mando.
¡Préstame
la 4 x 4! dirá alguna Bibiana Bernal
o
alguna declarada idólatra de Raquel Lanseros
voy
a soy-a-rme la poesía de ese
personaje
o
¡vámonos en tu mercedes!
Que
boga tan bien en el río adinerado
que
diga el vulgo, que más da ¡teatro amanerado!
Dejándose
llevar del coro estulto, moderno
en
el espejo de los espejos, olvidado
de
lo difícil conservar clara la risa, quitársela a la mueca
o
denunciar el espíritu de seriedad, esa taimada risa
sigamos
festejando el hada de la opulencia
que
como setas de estío, nuestra poesía,
ha
de mostrarse pasada, mañana... vamos
mañana
no hay, hay otro día y hay otras ganas...
Muchachita,
esos brazos, gusanitos
hilándome
la bruta seda de orgullo y academia
¡yo
te la tiño! De espera de un beso sin motivo
de
un aparecer con vergüenza
si
soy un viejo viento que ya no puede someter tu fuerza
somete
con tu dulzura mi desencanto
vuelve
a cantar la canción de mirada entregada
de
la vez primera .
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